LA PEÑA

           La Peña es conocida por esa gran mole de granito rosa que surge de la tierra como si del casco de un enorme guerrero medieval se tratara. Es un, raro por el tamaño pero habitual para las características geológicas del entorno, afloramiento del sustrato primigenio que ha aguantado espectacularmente el acoso de los diferentes agentes de la erosión. Se puede ascender a ella por el lado N.O. pero es importante tener cuidado cuando se descienda. Se cuenta que antiguamente los mozos celebraban bailes en la explanada que hay en su cima y era costumbre comer allí el hornazo en el día de Pascua. Lo que es seguro es que, más antiguamente, tuvo que ser un punto de referencia tanto religioso como estratégico para los primitivos pueblo que habitaron estos campos. Pero, seguramente, lo que más impresiona es la existencia de varias y grandes encinas que se han adueñado de las pocas grietas que tiene la roca. Algunas  están espectacularmente suspendidas en el aire y, al bajar hacia ellas, se puede apreciar como sus robustas raíces se deslizan por la poca tierra que la aportación eólica y la propia erosión han ido acumulando a lo largo de los siglos, aferrándose a la roca como en un desesperado abrazo. Grajillas, cernícalos, alcotanes, aviones zapadores...son algunos de los moradores halados que se aprovechan de sus inexpugnables cortaderos. Una antigua leyenda del pueblo de La Peña dice que la Virgen la llevaba sobre el a cabeza mientras iba hilando. Se le cayó el huso de la rueca y al agacharse para recogerlo aquella se fue al suelo. La gente de Cabeza del Caballo cuenta lo mismo pero añade que la Virgen  llevaba la peña para ponerla en el teso de La Cotorra, situado al lado de este pueblo.

            Pero en La peña hay otros lugares que llaman la atención. Varios molinos y puentes se pueden observar ascendiendo por la Rivera de la Cabeza. Aunque a medio camino desde la desembocadura de ésta en el río  hay restos casi imperceptibles de uno mucho más antiguo, el primer molino se encuentra al lado del viejo camino a Pereña, junto al llamado Puente del Quemado, de hermosa factura. Este consta de un gran arco de medio punto y a su lado de unas alcantarillas rectangulares que le sirven de aliviadero. El molino, como tantos otros solamente conserva algunos restos en su interior aunque aun tiene techumbre. Creo que tanto uno como el otro son de principios del siglo pasado pero ya recopilaré la información pertinente.

            Ascendiendo por la citada rivera llegamos hasta la carretera de Pereña. Allí podemos apreciar como, escondido entre unos tupidos sauces se encuentra otro casi derruido molino.Tambien conserva el tejado aunque me temo que por poco tiempo.Además la diferentes crecidas han ido acumulando arena y cantos rodados hasta el punto de que han sido enterrados tanto la pesquera de entrada de agua como un pequeño arco por donde aquella salía tras hacer su trabajo sobre las aspas del rodezno.

            Hasta el piélago de este molino y tras pasar por un pequeño puente más moderno, llega la Rivera de La Vídola media hora de camino y aún en el termino e La Peña nos volvemos a encontrar con otro interesante puente. LLamado Puente del Roble se encuentra en el antiguo camino de La Cabeza de Framontanos y a su lado hay un crucero cuyo significado aun desconozco. Aquel se que fue construido a principios del S.XX por los "Morros" de Valderrodrigo, una familia de artesanos constructores autores también del hermoso puente del Ran y de los que sospecho fueron artífices de la construcción de algunos más de los que hay por la zona.

            Al lado de este puente y totalmente escondido entre los fresnos y las zarzas se encuentra el curioso molino del Tío Toribio . Parece mentira como aquí se ha aprovechado un pequeño estrechamiento del regato para hacer una presa cuyo borde superior no mide más de 2m de longitud. Sin embargo su altura es superior a 5m. Esto ha permitido desviar el agua por un pequeño canal hasta el molino, el cual está construido  todo él por debajo del nivel del agua, de tal manera que está cae hacia el rodezno desde el mismo tejado por un pozo paralelo a una de las paredes. Desgraciadamente todo el molino está en ruinas; la techumbre ha desaparecido y el interior está desolado. Sin embargo, y curiosamente, hay una especie de sótano al que se puede acceder por una puerta externa que te permite llegar hasta el mismo rodezno y ver desde dentro la amplia salida del agua hacia el exterior. Actualmente el pozo de entrada está lleno de arena y el agua cae desde el canal entre una gran roca y el molino formando una bella y recogida cascada .

            Pero volvamos a la llegada de la rivera de La Vídola a la de La Cabeza. Un poco más arriba un esbelto  puente cruza sobre ésta .Fue construido en los años     por los Ríos de La Peña y sus tres arcos de medio punto distribuidos asimétricamente lo hacen verdaderamente atractivo -si no fuera porque algunos desaprensivos lo llevan utilizando desde hace tiempo como  trampolín para arrojar sus basuras y desperdicios-.Ascendiendo por esta Rivera de la Cabeza , a una hora de camino y cuando las lluvias han dejado suficientes aguas como para que el cauce sea normal,-hay que recordar que no todos los años estos pequeños cursos fluviales tienen las suficientes aportaciones hídricas como para ser considerados como tales-,llegamos a una pequeña cascada cuya belleza  es innegable y desde luego desconocida. El agua discurre acariciando las desgastadas rocas y cae tras pequeños saltos entre las hoyas y algún pequeño sauce formando una especie de abanico de agua y espuma.