Mayo 2005

        06-05-2005. Los virus informáticos han estado machacándome el ordenador durante varios días. Ello me ha impedido contar las últimas cosas que pasan por el pueblo.

        Ya está en marcha el aula de informática en los locales del Ayuntamiento. Me dicen que comenzará con un curso en horario de tres de la tarde y nueve de la noche. ya ampliaré información cuando tenga más datos.

        La gente comienza a estar preocupada con el estado del tiempo meteorológico, ya que no solamente no llueve sino que, además , el viento del norte -el siero-  se está llevando el poco agua que hay.

        La marcha que Francis y yo hicimos hasta Santiago de Compostela, finalizó en el día previsto - el domingo  día 1 de Mayo- después de hacer las etapas programadas. Ya contaré la experiencia y pondré las fotografías correspondientes

       13-05-2005.  Después de arreglar ele ordenador intentaré, poco a poco, ir contando nuestro Camino a Santiago:

    23 de Abril: Como habíamos previsto salimos de CdC a las 7.30. Lo hacemos por la carretera de Fuentes hasta tomar el camino de La Peña por la Mata de los Tréboles. Hasta allí nos acompaña Julián de la Patro para despedirnos. Cesar esta preparando el pan y sale para sacarnos una fotografía y desearnos buen viaje.

     Los primeros kilómetros - hasta la Cabeza de Framontanos pasando por La Peña por el Puente del Roble- los haremos por caminos de tierra y ello nos ayudará a preparar los pies para lo que nos espera. Llegamos hasta Villarino y realizamos la primera parada antes de bajar hasta Ambasaguas. El cielo encapotado amenaza con la lluvia y comienza a caer agua cuando comenzamos a descender los cuatro kilómetros que nos llevarán hasta allí donde el Tormes desemboca en el Duero. La decisión de pasar hasta la presa de La Bemposta cruzando el Tormes por una de las pesqueras de un antiguo molino nos ahorrara tener que ir hasta el puente de La Cicutina y pasar por Fermoselle. La construcción de la presa de Almendra mantiene controlado el cauce de este río y solamente cuando hay grandes lluvias es imposible pasar por aquí. También se podría pasar cruzando el Duero pero solamente cuando ninguna de las turbinas de la Central eléctrica de Bemposta está en funcionameniento. Hoy ocurre lo contrario y el Duero baja con su caudal máximo.

    

       Paramos a comer al lado del viejo molino, aunque finalmente la lluvia nos obliga a guarecernos dentro del mismo. Una desafortunada lesión nos hace temer que Tito no podrá continuar junto a nosotros los dos días previstos. Decidimos llamar a Carmen para que vaya a buscarlo a La Bemposta ya que, con un esfuerzo encomiable, decide continuar con nosotros hasta la frontera. Allí recibimos la visita de una pareja de la Guardia Civil alertados por la extraña comitiva. Después nos despedimos de Tito con una gran tristeza,  pues sabemos de la ilusión con la que le hubiera gustado continuar con nosotros y que echaremos de menos su grata compañía.

     

          Pasamos la presa de la Bemposta y comenzamos la ascensión hasta el pueblo que le da nombre.  La lluvia comienza a arreciar y comenzamos a pensar que nuestro camino no va a ser un paseo. Miramos hacia el otro lado de la frontera y podemos divisar el Teso de Felipe y el de la Ermita de Pereña entre las nubes mientras caminamos por la carretera que nos llevará a Mogadouro. Si miramos desde nuestro pueblo el horizonte de Portugal, hay un monte que nos llama la atención porque es como una montaña doble entre cuyas colinas se pueden apreciar dos  grandes molinos destinados a la producción de energía eólica. Hemos de dejarlo a nuestra derecha y bajar hacia el sur en paralelo al Duero. Si hubiésemos podido cruzar ese río por Aldeadavila nos habríamos ahorrado bastantes kilómetros. ...

   

    A medio camino llegamos a Santiago y Manolo ya puede decir que a llegado a la meta aunque no sea la ciudad gallega. Sigue lloviznando mientras continuamos andando hacia el sur. Empieza a atardecer y comenzamos a pensar en que tendremos que buscar un lugar para dormir. Miramos desesperadamente a un lado y a otro de la carretera y no hallamos ningún lugar que sea lo suficientemente discreto y al mismo tiempo seguro, para pasar la noche. Ya casi anochecido , y cansados de andar,  divisamos unos naves que parecen abandonadas. Al lado hay una fabrica de cantería pero, como es fin de semana , suponemos que nadie vendrá a molestarnos. Solamente varios perros guardianes nos acosan con sus ladridos mientras inspeccionamos el lugar. Las mencionadas naves forman un complejo de tejados destartalados pero que nos parecen lo suficientemente seguros como para guarecernos del frío y, sobre todo, del la previsible lluvia. Montamos nuestro improvisado campamento al lado de un destartalado Renault 12 y de un camión Toyota que no presenta mejor aspecto. Están fuera de uso pero cerrados con llave, lo cual nos impide utilizar sus asientos como mullido habitáculo. Sacamos nuestras viandas y nos apresuramos a dar buena cuenta de ellas, pues es mayor la necesidad de descansar que la de disfrutar de saborear un menú que desde el primer día variará poco: chorizo, salchichón, queso, pan y vino. Nos acostamos  en el duro suelo  no sin antes añorar la presencia de Tito ya que ahora debería estar con nosotros disfrutando del merecido descanso tras esta primera y dura jornada.

         Dormimos molestados solamente por los insistentes ladridos de unos de los perros guardianes de la cercana nave, molesto por nuestra inusitada presencia. Cuando nos levantamos comienza a llover, pero no de una manera insistente. Nos pertrechamos para comenzar a andar pensando en hacer nuestra primera escala en Mogadouro. Allí desayunamos, nos informamos de la carretera que debemos tomar para ir hacia Peredo. Hay poca circulación y caminamos tranquilos. llamamos a CdC para quedar con Tito para que se acerque a recoger a Manolo pues solamente nos acompañará, como estaba previsto, hasta la hora de la comida. Sabemos que no encontraremos ningún pueblo en la misma carretera hasta llegar a Peredo. En cierto momento, cuando ya hemos andado cerca de quince kilómetros subiendo y bajando pendientes cada vez mayores, comenzamos a extrañarnos de no haber encontrado ningún cruce hasta los pueblos que deberían estar cercanos al camino que  según el mapa  que llevamos., aunque por experiencias de nuestros otros recorridos por Portugal, sabemos que no son muy fiables. Pero nos empezamos a preocupar cuando nos damos cuenta de que caminamos demasiado hacia en Norte y de que aquel monte de los molinos del que hablé más arriba está a nuestra derecha,  mostrando la cara contraria a que se ve desde nuestro pueblo y de que lo lógico es que estuviera a nuestra espalda.  Se acerca la hora de comer y no encontramos a nadie que nos informe sobre qué dirección llevamos, aunque nos tememos lo peor. Finalmente vemos un coche parado en un cruce de caminos y una señora nos confirma la sospecha de que hemos tomado una carretera equivocada cuando salimos de Mogadouro. Lo peor de todo es que no hay ninguna otra que atroche para recuperar la dirección hacia Peredo ya que en medio está el río  Sabor y no hay ningún puente que lo cruce en lineao recta. Solamente nos queda desandar lo que tanto esfuerzo nos a costado durante toda la mañana (20 kilómetros) Llamamos enseguida a Tito para que nos espere en Mogadouro. Lo peor de todo es que regresar hasta allí nos va a suponer la pérdida de una jornada entera pues en total serán cuarenta kilómetros los que tendremos que hacer fuera de nuestra ruta. No sería demasiado problema si tuviéramos días suficientes. Pero hemos de estar en Santiago el día 1 de Mayo, irremediablemente. Hay que buscar una solución drástica. La señora que nos a informado no dice que en el cercano pueblo de Santo Domingo hay un taxi. Caminamos hasta allí y lo tomamos para regresar a Mogadouro.

  

       Esperamos la llegada de Tito, Carmen y Marce para recoger Manolo. Decidimos comer con ellos. Después hemos de tomar una medida drástica para poder llegar a Santiago el día 1: Los kilómetros perdido caminando en sentido equivocado hemos de recuperarlos haciendo trampa y, así, Tito nos llevará al pueblo de Peredo Allí le entregamos la tienda de campaña y todo aquello que pensamos que no será imprescindible. Corremos el riesgo de que la lluvia nos obligue a buscar refugio seguro durante la noche pero el peso que hemos traído hasta aquí es demasiado y ya tenemos la experiencia del camino a Oporto y a Lisboa. Desde el coche he tomado fotografías de la ribera por la que discurre el río Sabor es una zona verdaderamente hermosa que hubiera merecido la pena recorrer andando. Habrá que volver algún día a visitarla. Su parecido con este otro lado de la frontera es bastante grande contrastan los lugares escarpados donde el cultivo es difícil con otros donde con gran esfuerzo se han limpiado para plantar cuidados olivares.

    Caminamos  dejando definitivamente atrás a nuestros compañeros. El terreno sigue siendo bastante abrupto y nos movemos entre pequeños montes poblados de brezo y profundos valles por los que discurren torrenteras no demasiado caudalosas . Llegamos al pueblo de Gebelin con pocas esperanzas de encontrar un lugar donde dormir pues nos parece que es demasiado pequeño para contar con alguna pensión. De todas formas preguntamos a dos paisanos con los que nos cruzamos, los cuales nos confirmaron nuestras sospechas. Casualmente uno de ellos había trabajado muchos años en España, concretamente en Asturias,  y fue fácil comunicarnos con él. Entramos a tomar unas cerveza en un bar y no nos dejaron pagar ni una consumición pese a nuestra insistencia. Paramos un buen rato  agradecidos por la amabilidad con que nos trataron nuestros amigos portugueses pero pronto oscurecerá y tendremos que buscar cobijo en el campo.  Tras salir del pueblo nuestras miradas escudriñan cuidadosamente cada rincón del paisaje cercano buscando cualquier cobertizo o abrigo natural que nos permita guarecernos ante cualquier inclemencia del tiempo pues, aunque parece que esté ha mejorado a lo largo del día, aun nos a tocado utilizar los paraguas en algún momento.

        Tenemos suerte y a unos cien metros de la carretera hay un chozo que nos puede servir. El suelo está algo inclinado y tiene más de un hoyo pero no podemos andar con remilgos. Lo limpiamos un poco y después de poner a secar la ropa que tenemos húmeda preparamos nuestro camastro y, ya dentro de los sacos, nos disponemos a disfrutar de una merecida cena a base de nuestro menú habitual: chorizo, salchichón, queso, pan y vino. Dormimos como podemos, más forzados por el cansancio que invitados por la placidez del lecho.

       

            

     Nos levantamos cuando comienza a amanecer y tras recoger nuestros pertrechos abandonamos nuestro refugio tras agradecerle el cobijo. que nos ha proporcionado. ¿ Ojalá encontremos cada atardecer un lugar como éste!

     Tendremos que cruzar un valle para llegar a un pueblo cuyas luces divisábamos en lo alto del monte desde la puerta de nuestra choza. La temperatura es agradable y el paisaje hermoso a pesar de que los robles aun no están vestidos de hojas, aun que si lo están los fresnos, espinos , chopos y diferentes arbustos. Pero el árbol más abundante ene estas laderas es el castaño. Aunque hay bastante abandono en su cultivo, podemos apreciar como muchos de ellos destacan majestuosos y despejados para ser aprovechados sus frutos. La pendiente es bastante grande y tardamos mas de lo pensado en llegar al pueblo, habidos de encontrar una fuente donde poder asearnos.

 Soeima  es un pueblo limpio y cuidado situado en la ladera de monte. No tardamos en encontrar un grifo donde poder lavarnos la cara. Al lado el busto de bronce  que rinde homenaje a una mujer ilustre nos mira impasible mientas algunas gentes comienzan a salir de sus casa para comenzar la jornada. Dada temprana hora que es suponemos que no habrá ningún establecimiento abierto y continuamos nuestro camino esperado encontrar pronto alguno donde desayunar.

 

   Luego pasamos por un pueblo cuyo nombre no recuerdo. Es pequeño y hay poca gente y muchos perros. No hay ningún lugar donde podamos desayunar y continuamos nuestro camino hasta encontrar la carretera que nos llevará a Mirandela. Pronto llegamos al restaurante La Virgen das Neves. Un buen café y algunos dulces nos dan fuerzas para seguir. Francis se olvida del móvil que habíamos dejado cargando

 

       15-05-2005.  Hoy es la festividad de San Isidro, patrono de los esforzados agricultores. Antiguamente, además de la correspondiente misa y la bendición de los campos, se hacían concursos de arada y otas muestras de las labores del campo. Hoy, aquella bendición, tal vez debido a que el fuerte viento hacia que la mañana fuera desapacible, se hizo a toda prisa y el Santo volvió a la iglesia siendo portado a tal velocidad que cuando le sacaba la fotografía de abajo, no sabía si se la estaba haciendo a San Isidro o a Fernando Alonso.

       Un nuevo niño ha nacido en nuestro pueblo. Manoli y  mi primo Jesús son padres por primera vez. Es un varón y se llamará Carlos. Enhorabuena.

 

    Una nueva vida llega y otra se va. Antiguamente era normal que nacimientos y fallecimientos coincidieran en un mismo día, ya que al contrario de lo que ocurre ahora, los primeros eran, al menos, tantos como los segundos. Hoy ha fallecido Ernestina García, la madre de Manolo, Rafael y Begoña. Su marido, Laureano, murió hace trece años. Ella descendía de Valderrodrigo. Entonces existía la costumbre de que el marido fuera a vivir junto a los padres de la novia. Pero cuando no era así y la boda se celebraba en otro pueblo, los familiares del novio se desplazaban a la ceremonia en los medios de transporte de la época: caballos , mulos, burros, carros, bicicletas... Yo aun quiero recordar como se hacía el regreso, tras la boda. Se formaba una comitiva con todos los invitados. A la cabeza de la misma, y montada sobre un engalanado caballo guiado por el marido, venía la recién casada.  Las gentes de aquí acudían a recibirlos a las afueras del pueblo para dar la bienvenida a la nueva familia, todo ello en un ambiente de fiesta que prolongaba la boda que se había celebrado los días antes en alguno de los pueblos vecinos. Así llegó Ernestina a Cabeza del Caballo y hoy, llevada por sus hijos, descansa para siempre en su tierra. Tenía 92 años. D.E.P 

      16-05-2005. Las rogativas a San Isidro parece que han surtido efecto y llueve como hacía mucho tiempo.

       22-05-2005. Hoy es el día escogido por Don Juan para celebrar las primeras comuniones. Cuatro niños han participado: Dani, Beatriz, Diego y Román.

       23-05-2005. ...

       24-05-2005. Esta mañana, cuando llego a poner piedras allí al lado del puente del Cacho, me encuentro que entre las peñas anda una paloma mensajera. -lleva un anillo en una de sus patas-. Me parece que puede estar herida o enferma pues no hace ademán de huir cuando me acerco a ella. Sin embargo no se deja agarrar. La dejo buscando comida entre las barceas y me centro en mi tarea. A lo largo de toda la mañana la paloma sigue de un lado para otro y cuando paso al lado de ella ni se inmuta, como si ignorara mi presencia.  Más tarde llegó mi padre por allí y al verla le puso agua para beber y ella lo hizo con avidez. También pudo observar como ante la presencia de la amenazadora silueta de la sombra de un milano, se refugió debajo de su automóvil.

       Por la tarde decido llevar algunas migas de pan. No sé si como alimento para la desvalida paloma o como una forma de conquistar su confianza y retenerla conmigo. Las esparzo a su alrededor y la dejo comiéndoselas. Pero, al poco tiempo, decepcionado, observo que aquella a desaparecido. Entonces comprendo que mi compañía solamente ha sido aprovechada por ella como una forma de defenderse de los depredadores mientras se alimentaba, reponiendo fuerzas, para continuar  una etapa más de algún largo y , para mí, misterioso regreso hasta su verdadero destino.

     Continuo trabajando mientras medito pensando en cuantas veces en las relaciones entre humanos se dan circunstancias similares.

       29-05-2005.  La fiesta del Corpus Cristi ya hace unos años que no se celara el jueves. Es el domingo siguiente cuando- tal como hoy- Don Juan dice la misa y, bajo palio y acompañado de los pendones correspondientes, recorre en procesión algunas calles del pueblo- cada año menos- en las que la gente esparcido tomillos serán bendecidos para ser quemados en la noche de San Juan.